SOLO LAS PALABRAS QUE MERECEN EXISTIR, SON LAS PALABRAS MEJORES QUE EL SILENCIO.

lunes, 13 de junio de 2011

"La prostituta"

De ella aprendí el aciago significado de la vida,
la lágrima furtiva que rueda en la espesura del olvido,
la soledad poblando el abismo del tiempo
la noche que hace vibrar el viento en su lamento.
Gira su nombre en un ramaje de ensueño,
ella está ahí, mirando el hueco vacío
que dejó el encanto de un cuerpo,
amordazando el grito, congelando el ansia
sus simas secas, son nidos desiertos.
Fue amada por esos que no la comprendieron
en la declinación que acecha el egoísmo humano
Santa, mater dulcisísima, que alguna vez fuiste
vestida y desvestida por los hombres de la especie
blanca tu piel trasluce alba, como abedules
en los escarpados Urales del oriente.
Roja tu lengua derramada en los vasos de tabernas
allí, donde tu imagen inspiradora de trémula lujuria
motivó el pincel de Lautrec y de Picasso
Ellos no te comprendieron ¡ no!, solo te amaron,
te amaron como a la rosa, qué, cuando deja
de ser rosa, se convierte en polvo transparente
que el viento del tiempo esparce por el mundo
y olvidado en los confines, sucumbe a la muerte.
Pero ellos son
¡los que no comprenden!
más te amaron en los acordes de una letanía,
en la voz de aquel poeta que lloró en tu tumba
el triste epitafio, recitado como un ave maría,
sobre el mármol de prístina pureza.
Tu nombre inconcluso quedó grabado
en el canto inmemorial del macho cabrío,
alquimista del fuego, símbolo mágico,
que fundió a su placer el  frágil lirio de tu púbis
y quebró tu vientre para esculpir su nombre
solo para amarte a su antojo y olvidarte.  A.M.D.

A.M.D.