SOLO LAS PALABRAS QUE MERECEN EXISTIR, SON LAS PALABRAS MEJORES QUE EL SILENCIO.

jueves, 22 de enero de 2015

Apuesta


apuesto  que si sos  un tipo convencional
de esos que se levantan a las 5 de la madrugada
prepara el mate y arranca de un mordisco una migaja
mira la calle desolada  y detiene sus ojos en la cruel mañana
cuando te enfrentas al espejo  te preguntás que fue  lo que pasó
resignado rasurás tu barba  en la práctica cotidiana
te bañas un día sí y un día no porque el jabón a veces no alcanza
te vestís con tus pobres pilchas de asalariado marginal
mirás a tus hijos dormidos y temblás al decirles adiós
cerrás la puerta y dejás detrás de vos una casa a medio terminar
subís a tu bicicleta y atravesás la ciudad de una punta a la otra
sabiendo que para eso no necesitás ser un ángel
te sentás frente a la máquina de escribir porque no te queda otra
más que repetir el acto cotidiano al que te acostumbraste
a fuerza de no haber tenido otra oportunidad

apuesto  que  volvés y no te animás a besar a tu mujer
porque la vergüenza te robó el último gesto de dignidad
y tus hijos no te abrazan porque ya lo entendieron
apuesto  que cenás sumido en el silencio del abandono
y apagás la luz a última hora sabiendo que te esperan
diez años más aunque no sabés si tendrás la valentía suficiente
porque la actitud no la podés comprar en un shopping de clase media
y no te animás a cerrar los ojos para no tener que volver
a repetir cada mañana la misma historia

apuesto que si desesperado un día  decidís pegarte un tiro
y así terminar con tu ruinosa vida de imposibilidades
apuesto que nadie saldrá a la calle a gritar tu nombre
mucho menos a decir que ellos son vos…


Ana Danich  (de: Cuerpo de Piedra)




lunes, 5 de enero de 2015

Debido a los acontecimientos de estos días

(a María Cristina)

las vasijas de barro que dejaste
el cigarrillo consumiéndose en el plato
el café con leche que solías prepararme
el sueño interrumpido a cada hora
tu danza de patines sobre el patio
las castañas pudriéndose en la tierra
tus ojos espejados en el río
mi boca hambrienta de palabras
el silabeo esparcido por el viento
tu voz en el contestador automático
la noche que me atrapa con su boca
tus cactus en la mesa de mi casa
las horas de ida y de regreso
la parca burlándose en mi cara
tus pies aplastando a las hormigas
los carnavales bulliciosos de nuestro barrio
los cincuenta pasos de tu casa hasta mi casa
los cincuenta pasos de mi casa hasta tu casa
tu perro flaco esperándote en la puerta
 tu gato durmiendo manso en el canasto
las calandrias picoteando tu ventana
las golondrinas que anidan en la mía

cuatro de enero de dos mil quince
enterradas para siempre tus cenizas
maraña brutal de los recuerdos
aliento injusto de Dios en ese hueco
mi adiós, mi clamor, mi muerte en vida
mi poema final… mi despedida…



(de Cuerpo de Piedra)
Ana Danich 4 de Enero de 2015