SOLO LAS PALABRAS QUE MERECEN EXISTIR, SON LAS PALABRAS MEJORES QUE EL SILENCIO.

martes, 11 de diciembre de 2012

LA QUE NO SOY


no me admires, no me ames
no cargues  mis espaldas
con el armazón de tu mirada
no reposes sobre mis huesos
el temblor de tu mano titubeante
si es tu duda la que duda
dúdame
más, no me arrastres por el polvo
de tus dudas que me agobian
soy insoportablemente leve
créeme ¡te lo advertí!
no soy tuya, no soy de tu amor (de ti)
no te pertenezco
solo a mí
pertenece la maraña que entretejo
la telaraña como araña que me araña
y envuelve mis rincones
 no reconoce tu adoración
no me abrumes con la piedad
endiosada de tu amor
te lo advertí y no escuchaste
soy leve
nunca estoy aquí
soy insoportablemente leve
no quieras cobijarme en tus sueños
soy leve… insoportablemente…     




                               Ana Danich 27/11/2012

lunes, 3 de diciembre de 2012

LA CARAVANA DE LOS CIEGOS


“La caravana de los ciegos”                    
                                                          La ceguera puede ser un instrumento
                                                                         Jorge Luís Borges.

Si fuiste astrónomo en Alejandría
y un astrolabio hizo temblar tu mano,
o tus pies besaron las aguas del mar muerto
y Sodoma bautizó con sal tu piel,
si viajaste en un tren hacia Bombay
y tus ojos lloraron los cadáveres del Ganges,
o escalaste la cumbre del Tíbet
y tus manos rozaron estatuas milenarias…

Mira sobre tu hombro derecho
y verás pasar la caravana de los ciegos.

Si te extraviaste en las calles de Marruecos,
buscando los siete colores del arco iris,
o vestiste túnicas en la Meca
y tus sandalias pisaron tierra santa,
Si tu huesos se estremecieron en Bengala,
cuando el tigre devoró a su presa,
o navegaste sobre la flor de loto
y lo divino permaneció intacto,
en la frontera lejana del oriente…

Mira sobre tu hombro izquierdo
y verás pasar la caravana de los ciegos.

Si mudaste tu ilusoria vestimenta
en las orillas del sagrado río,
o tus camellos saciaron su sed
en la fuente  del monzón,
si un libro te guió entre los médanos
y los oros palaciegos no cegaron
tus pupilas, con la arena del desierto,
si los que te amaron viajaron en tus pestañas,
como Ave Fénix que en el alba canta…

Pequeño Dios creador,
¡Levita entre el cielo y el infierno
y únete a la caravana de los ciegos!

Ana Danich   

Noviembre 2012

LA PIEDRA



¿Qué importa que la piedra tropiece con el pie
y caiga abruptamente
sobre el escenario de muerte?

¿Qué importa que el convexo de sus formas
lastimadas en rajaduras de  siglos
destile un líquido anaranjado de  tierra?

¿Qué importa que ruede y caiga al precipicio
desmembrada
quebrada
entre las grietas?

¿Qué importa que haya condenado a las putas
que sirvieron  lascivia
y los últimos vestigios hartos de humanidad
en la mesa del hambre?

La piedra es la piedra,
inmaculada.
En su dureza de pedernal
 acecha al pie sumiso
que no aprendió a esquivar de otra manera,
la invasión del obstáculo en su trayecto.

Sos de piedra
-me dicen los que saben-
y arremeto feroz
con los instintos…                       


 Ana Danich (de: Cuerpo de Piedra)


EL PENDULO



El péndulo / oscila en silencio.
Abre surco su vaivén
ecuación de movimientos sensitivos.
Falta menos tiempo. Vacilante,  
sacude las vértebras, las quiebra.
El péndulo rasga el edificio de mi carne,
 badanas de la máscara,
alevosía de cuerpos fracturados,
 esparcen  polvo de sus huesos,
por las hendiduras,
los recodos del paisaje lunar.
Falta menos tiempo. Alborozo.
Los dedos se burlan de las uñas,
las uñas descuartizan la filigrana
del encaje /  trémula piel  
en la entrepierna jugosa del placer,
ahora, hilacha  enrojecida
 el acto inconcluso del juego.
El juego que jugamos /
desde los pies hasta la cuenca
de los ojos impacientes,
espectadores del ardor que acecha
emboscado en  la noche nupcial,
 sus subterfugios,
 su exclamación a perpetuidad,
 alaridos que estallan  en la boca,
derrumbe final de los peldaños,
el cuerpo que amortaja fluidos,
tumba del goce inacabado.
El péndulo persiste / su trabajo nocturno
entre las tetas lubricadas como higos
y el pubis colosal de los naufragios.

Ana Danich     (de:Contemplación)