SOLO LAS PALABRAS QUE MERECEN EXISTIR, SON LAS PALABRAS MEJORES QUE EL SILENCIO.

viernes, 26 de diciembre de 2014

FUI HASTA EL RÍO

Fui hasta el río a buscar tu nombre
cuatro o cinco muchachos chapoteaban
sobre las lagunitas que dejó el diluvio
un perro loco le ladraba a una hoja
que flotaba adentro de un charquito
después del chubasco un barco extranjero
se mecía en la corriente que bajaba
arrastrando camalotes desde el norte.

Fui hasta el río a buscar tu nombre
vi a las garzas de la isla muy juntitas
unas con otras resistiendo el temporal
ningún pájaro volaba esta mañana
ni la calandria ave mimus de tu nido
mucho menos los colibríes, ésos
a los que endulzabas su platito
con el azúcar rubia de tu mesa.

Fui hasta el río a buscar tu nombre
el agua bajaba por las escalinatas
de parque España y dos niñitos
con  camisetas rojas como la hoja
jugueteaban en los charcos cristalinos
un anciano sin abrigo señalaba 
la corriente gesticulando una frase
que nadie comprendió. ¡Loco, loco!
gritaban los purretes y reían como
mis golondrinas cuando llevan
gusanitos hasta el nido de sus pichones

había también una muchacha
que corría con su cabello empapado
me saludó –buen día- y continuó
hacia un lugar en dónde alguien la esperaba.

Fui hasta el río a buscar tu nombre
¿recordás que cuando éramos niñas
nos gustaba ir al río en estos días
a buscar los nombres de los muertos?

¡Ah! mi triste corazón ha comprendido
que  esta mañana encontré  el tuyo
en los ojos de los locos de la lluvia.


(a María Cristina) de "Cuerpo de Piedra"


Ana Danich 26 de Diciembre de 2014



sábado, 22 de noviembre de 2014

CUERPO DE PIEDRA

Se derrumba la casa de cimientos putrefactos,
no comenzó la hecatombe desde el techo sino
desde la propia estructura de una ingenuidad arrebatada,
un agua barrosa se filtró por las hendiduras y el cemento
mezcla de  turbia grito hizo eclosión y desgranó
la fusión de átomos y partículas construidas
con herramientas de cera y antojadizos ornamentos.

No quiero vivir  bajo esta casa que se derrumba,
ninguna  palabra de amor corre por este río que salpica
este cuerpo de piedra que se mantiene en pie por obra
de una desequilibrada pulsión, vanidad y estúpida ceguera,
este juego  donde siempre supe que mi destino era perder.

Es la derrota gritaste y me hundí en la ciénaga de tu aullido.
La casa se derrumba y un farol opaco por viejo y por gastado
ilumina desde el pozo el resto de esta frágil humanidad herida.

Hay una vuelta atrás un río de lava que transita por su fondo
un rumor de tambores quiebra las paredes del débil edificio
entre las marquesinas y los postes de cemento que la acechan
en la pagana noche que brama sobre los cimientos malogrados.

No te escuche cuando me dijiste que una casa siempre tiene un final
mientras mirabas resquebrajarse las columnas y sé que  no mentías.
Tus manos no sostienen las paredes, ahora la habita una tribu de huesos,
danzan en el fuego los recuerdos, danzan y quiebran mi cuerpo / 
de piedra.


Ana Danich (de: Cuerpo de Piedra)






jueves, 30 de octubre de 2014

LA GAVIOTA

Rompen olitas contra la boya
que mece el Paraná
festival de los anzuelos
aún palpita una branquia
boquea miedo
(su última bocanada)
el hombre no se conforma
tensa la tanza
rasante una gaviota hurga
la superficie del río
como el hombre
el ave busca su pan
sacrificio de inocentes
y él
vuelve a tensar.


Ana Danich  (de: Contemplación) 




martes, 7 de octubre de 2014

LLUEVEN GOLONDRINAS

Llueven golondrinas
golpean con sus picos mi ventana
parecen cohetes celestiales,
como piedras azules percuten,
sus trinos tintinean, rasgan el aire,
y caen diminutas contra el vidrio.


Entre los muros de cemento
llueven golondrinas,
picotean los bichitos invisibles,
su vuelo rasante en el haz de luz
bailan una danza majestuosa,
hamacan su preciosa levedad
en los cables de teléfono.


Alejandra, habrá visto 
alguna vez llover golondrinas
tornasoladas o negras. Alejandra
¿cómo eran tus golondrinas?
eran tibias o duras piedras
estallando sobre el vidrio
de tu ventana. ¿Cómo eran?


En los loqueros no hay golondrinas,
hay bisturíes que esperan en la oscuridad,
mi pobre instante desnudo de sangre de alas
que muere a mis pies como tus golondrinas.
Responde.


Llueven golondrinas, 
un aguilucho anda dando vueltas
atrapa una golondrina con sus garras.
Llueven golondrinas,
piedras de sangre entre los muros,
pequeña estatua de terror, su vuelo.



Ana Danich (de: Cuerpo de Piedra)



















domingo, 28 de septiembre de 2014

MEU CABALO MORTO


no tiraste de carros
sí un amigo de pájaros
un amigo de perros
no fuiste ni vencido ni obrero
y anduviste en el agua
anduviste bajo el sol
te cubrí los ojos
eran piedras en la tarde
se fundió mi caricia 
en tu pelaje algodonero

esa  tarde 
cubrí tus ojos de piedra
y fui a tu entierro


Ana Danich (de: Contemplación)


sábado, 27 de septiembre de 2014

NOCHEÁMBULA


aparta de mí ese cáliz
afasta de mim esse cálice
afasta de mim esse cálice de sange amargo
aparta de mí ese cáliz de sangre amarga con el que bebo
la hostia nocheámbula circulando en mi garganta

por mi boca árida se deslizan las atragantadas hostias
por qué no las apartas de mí (Padre) al que rezo hincada en tu altar
noche ambulante hostias atragantadas deslizándose por mi boca
circulares circulan en mi garganta noctámbula noche de hostias

aparte de mí ese cáliz de sangre amarga que me hacés beber
afasta de mim esse cálice de sange amargo
no es tuya es mía y sabe a estigia
aparte de mí ese cáliz

¿por qué cada noche me abandonas? (Padre)
si es posible..............................................aparte de mi ese cáliz.


¡apártalo!


ana danich (de: Cuerpo de Piedra)

martes, 23 de septiembre de 2014

MI AMOR


Cuando te hayas ido, mi amor,
un viento gris como el de hoy
esparcirá tus huesitos en el río,
tus breves pasos quedarán marcados
como la bruma en el sendero de esta casa,
yo iré tras ellos enumerando
la marcación de tus huellas y
calcaré el lado más profundo que dejaron.

Usaré los colores que te gustan, mi amor,
para hacer un collage con nuestros cuerpos,
y entre guirnaldas amarillas
lo pondré sobre la  mesita de luz
para  mirarnos  y saludarnos cada mañana
cuando despierte del insomnio.

Cuando te hayas ido, mi amor
abriré la ventana de nuestra cocina,
dejaré que las golondrinas entren
y se sienten en la mesa, colocaré  el mantel,
los platos vacíos y tostaré el pan de cada día,
las servilletas, el condimento que solías
mezclar erróneamente en tus preparados alquimistas,
me quemaré las manos con la fuente
y serviré la copa con el vino de la espera.

Cuando te hayas ido, mi amor,
vaciaré los cajones de tu cómoda
tenderé la cama con los olores de tu ropa
dormiré con ellos para recuperar los años.

Tal vez nunca despierte, mi amor,
pero si despierto guardaré tus prendas
en bolsas negras y las dejaré
en el umbral de nuestra puerta
para que el que pase por ahí no sepa
de vos ni de mí, de esta larga convivencia.

No te reprocho nada, mi amor,
sólo esta profunda y sutil melancolía
esta callada boca que no puede contarte
de la piedra atravesada en mi garganta.

Lo que nunca te dije es tierra seca,
lo que no me dijiste, mi amor,
no le importa a nadie, ni a vos ni a mí,
sin embargo alguna vez me gustaría oír tu voz.

Cuando te hayas ido, 
aún no es tarde y quiero que lo sepas.
Cuando te hayas ido, 
por fin /
te escribiré un poema / de amor.



Ana Danich (de: Cuerpo de Piedra)



jueves, 18 de septiembre de 2014

Jorge Ariel Madrazo y Ana Danich




El poeta Jorge Ariel Madrazo y la poeta Ana Danich - Festival Internacional de Poesía 2014 en San Nicolás de los Arroyos.

martes, 16 de septiembre de 2014

NO ES UN JUEGO

Tengo como amiga una soledad tan caprichosa
esta tarde se sentó en el marco de la ventana
emperrada me mira y pregunta en que cajón
escondí los instantes inolvidables de mi vida
es tan obstinada la memoria de esta soledad
sus dedos hurgan en rincones insospechados
esos que formaron parte de mi otra vida
-nunca aprendiste a seleccionar tus amistades-
alguna vez dijo mi madre que de eso sabía mucho
-todas son muchachas demasiado atrevidas- / entonces
le reclamo mansamente sus subrepticias interrupciones
en los fragmentos que quedaron de mí / restos
retorciéndose en alguna lumbre y otras yerbas
no quiero agraviarla y que decida encender una fogata
todos saben que ya no estoy para esos trotes
no puedo hacer otra cosa más que hablarle con dulzura
temo ofenderla y que por ese motivo decida emigrar
a otro cuerpo que no comprenda mi lenguaje
o que vaya por ahí contando quien sabe que verdades
por eso la protejo contra el viento de la tarde
quizás de alguna que otra oleada de mareas
no sabría que hacer sin sus arrebatos de locura
se siente tan confiada que hasta me guiña un ojo
cuando me sumerjo en los extremos del sueño
ella se pega a mi oído / como si fuera una almohada
masculla los recuerdos masticándolos entre dientes
me interpela cuando le recrimino su insistencia
me hubiese encantado saber elegir mis amistades
pero comprendí que para eso es demasiado tarde.


Ana Danich (de: Cuerpo de Piedra)






domingo, 7 de septiembre de 2014

A LAS CINCO EN PUNTO


hay mujeres que casualmente a esa hora
beben té con masitas y le cuentan a sus amigas
sobre las vicisitudes implacables del destino
otras  regresan como lagartos de escamas blancas
bajo las ardientes camas de un sol que se ocultó
muchas  con sus ojos poblados de paisajes
de cuerpos, de ríos y barcos transoceánicos
algunas que perdidas en sus camas huérfanas
contemplan la soledad en las paredes

(no es la mujer de mi vecino / por cierto
ella  se siente tan segura entre las  rejas)

posiblemente  sea la mujer de algún amigo
que toma un narcótico antes de la medianoche
de un viernes cuando sueña con la siesta
del sábado que la despertará a la vida

(claro, a todas les cuesta entrar a una ilusión)

todas se preguntan ¿qué hice? y después sonríen
y todas a esa hora sueñan que regresan de un encuentro
que no ha sido un forzado artificio cotidiano
en la obstinada tarde de un sábado cualquiera
que culmina entre sollozos a las cinco en punto.



Ana Danich  (de: Cuerpo de Piedra)



sábado, 30 de agosto de 2014

Afuera el viento

en todas las ventanas
aúlla el viento
son lobos que nos muerden
nos atraviesan

*
el viento
el árbol su esqueleto 
meciéndose en el gris
nocturna crisálida
su vestido rasgado
torna sol musical en la
rama que
se
quiebra

*
esqueleto quebrado
murmullo de viento y ramas
infinitamente polvoriento
los huesitos de un cajón
caen al río

*
cae un capullo de algodón
palo borracho de la orilla
caen huesolitamente melodiosos
los párpados
mi costilla y tu costilla
Ortizgozosamente en el río
que acaricia


*
árbol solo
ramas sin hojas
esqueleto en el viento
¿hay alguien ahí?
el hueso 
en su madriguera

*

incendiada la promesa de tu abrigo
árbol ardoroso de la espera
mejor enumero palomas
que frías piedras



Ana Danich (de: Contemplación)

compañero



Cuando te nombro
estás en el libro y en mí
pero te escondes


duele ser ángel
compañero.





ana Danich (de: Contemplación)

COSTILLARES



Con media costilla enyesada y con la otra media al horno. Con medio cerebro calcinado por las brasas de este invierno veraniego y el otro atropellado por un sin número de infinitas páginas de un libro que leyó a media luz de velas. Con un intento de sobrevivir por sobre las vivencias de un entorno asfixiante, sometida a los continuos paréntesis de esquivez absoluta, no los de Cósimo, sino los propios, porque la jaula tiene llave y de vez en cuando al monstruo que habita en las callejuelas laberínticas de su ser interior que aún pervive (aunque más de uno desearía que no fuera así...) se le ocurrió encerrar a la que nunca fue princesa aunque en un rapto de desenfrenada locura alguna vez alguien la nombro así. 
Con la incapacidad de articular palabras sabiendo que el no hacerlo es una forma de caída, aunque caer (ya lo sé, no me lo digan) de vez en cuando viene bien. 
Con varios días de reposo aunque no de responso entre las sábanas, única manera de erigir una armadura que sostenga los huesos de esa costilla locuaz (trac...trac...dale que te dale todo el santo día)  y sus espasmos involuntarios. 
Con todo eso...¡voluntad...voluntad! escuchó gritar a coro a las neuronas mientras se aferraban a los barrotes de esa cárcel parecida a una iglesia en ruinas en donde el monstruo encerró por unos días a la princesa que no era tal aunque alguna vez alguien se atrevió a nombrarla así y ella, como el bicho esquivo que es, mitad artrópodo sin esqueletura, mitad dama de la  noche en pantuflas algodoneras, un tanto simia haplorrina, un tanto gataturra de andariveles y desfiladeros, se lo tomo en serio con los reconstituyentes y las palabras, y, tragos más, tragos menos, se irguió y a viva voz gritó: ¡Levantate y anda! 
Y anduvo. Por los siglos de los siglos.

Todos saben el final. Obvio.


Ana Danich

Estrellita

el cielo embriagado de estrellas
sonríe
manto de luces rozan mi mirada
estrellita estrellita
sonríeme
la noche se avecina
la soledad palpita
no te apagues estrellita
sonríeme

*
estrellita
dame tu llama de oro
llámame esta noceh
lláma - me - llama

*
rasgo el cielo 
para encontrarte
estrellita

*
nadie estrellita
nadie que quiera robarte
te robo estrellita
mía tu llama
no me abandones
tu llama dame

*

hilvano estrellas
cristales fragmentados
¿me abandonas?
centella efímera



Ana Danich 

jueves, 7 de agosto de 2014

A UN ANDALUZ

Porque te vi y de repente
mi pulso firme tembló
con mis caricias salvajes
rozando tu cabellera
mis manos tornaste alas
y mis ojos candilejas
que por saber que existías
en ese pueblo de aldabas
que la magia trasnochaba
en tu felina mirada
te acaricié la cabeza 
como si fueras un niño
Ay! lo eras y tan dulce
que una abeja se posó
sobre tus labios de mozo.

En tus pestañas brillaban
todas las luces del día
mas cuando quise tocarlas
espléndida apareció
tu mujé con palma bravía
toda de sombra vestida
toda de rojos su boca
toda de bríos su lengua
que por ser yo argentina
bajo la luna de España
me dije: -huye de aquí a tu tierra-
y urgente aprende la historia
de la sangre que corre presa
por las venas de Andalucía

y olé.

Ana Danich





Fotografía: Juliana Villate (Colombia)




jueves, 24 de julio de 2014

SOBRE LOS AMIGOS Y EL MIRLO

Un amigo tenía un mirlo, no sé si ha muerto. Cuando iba a su casa, hablaba más con el mirlo que con los invitados. Extrañezas de pájaros...

ana danich

Reconstrucción:

Tenía un amigo que no sé si murió. Un mirlo iba a su casa y hablaba con él, y con los invitados. Extraña los pájaros.

Un amigo tenía un mirlo. Iba a su casa, que no sé si murió. Más hablaba, más me extrañaban los pájaros. Y los invitados.

Tuve unos invitados que conversaban con los pájaros. Un amigo se extrañaba. No hablaba. Se iba a su casa. No sé si murieron.

Tuve una casa con un mirlo. Un amigo, que no sé si murió, hablaba con él. Sin invitados que se extrañaran.

Tuve un amigo que tenía una casa que tenía unos invitados que traían mirlos. Todos hablaban. Me extrañaba.

Tuve una casa con tantos invitados. Amigos. Mirlos. Extrañezas de pájaros. Se que moriré, casi no me importa.

Raúl Feroglio


Reconstrucción de la reconstrucción:

Extraño al mirlo. Mi amigo hablaba con él. Los invitados se morían de risa.

Los invitados iban a la casa de mi amigo. El mirlo se extrañaba. No sabía si ellos estaban muertos.

No me extraña que todos hablen en la casa de mi amigo. Incluso el mirlo.

Mi amigo no hablaba en su casa. Los invitados no hablaban en su casa. Sólo hablaba el mirlo.

Tanto hablarle del mirlo, mi gata se creyó uno. Salto por la cornisa. Pero no murió, porque voló.

En la casa de mi amigo fluían extrañezas de todo tipo. Cuando habría las ventanas, los invitados entraban, como si fueran mirlos.

Quién tenga un mirlo en su casa, si no habla con él, está muerto...

De extrañezas estoy hecha, mis amigos y sus invitados. Incluso el mirlo.

Extraño a mi amigo y a sus invitados. Huyeron con los pájaros. La casa se mata de risa. Si muero, lo único que me importa es que me extrañe el mirlo.

Ana Danich (de: Contemplación)






domingo, 20 de julio de 2014

Trece maneras de mirar un mirlo que puede ser el Wallace o el mío.

1

el río está quieto
¿habrá muerto un mirlo?

2

la belleza es el mirlo
y sus insinuaciones.

3

a la hora que el mirlo duerme 
el círculo es una linea horizontal
en el límite.

4

sin cerros y sin nieve
el ojo del mirlo
reposa.

5

la pantomima del mirlo
solo en otoño
y lo breve.


un hombre y una mujer
pueden ser uno 
volando junto al mirlo.

7

indescifrable es el mirlo
su vuelo
fantasía de hielo.

8

soy de un solo parecer
en la rama hay un mirlo
que se triplica
y dos espejos.



soy mujer
y un mirlo
escogió mi pie.

10

si un mirlo te complica
no bailes
observa.

11

en mi noche nieva un brillo
un mirlo atardece
su pico un farol
y la luz.

12

agudo grita el mirlo
¿escucharán los charlatanes?

13

Wallace, viajemos por Connecticut
los mirlos son cristales
bajo la luna sin equipaje
no tengo miedo.

Ana Danich   (de: Contemplación)

martes, 15 de julio de 2014

Haikus




Una mariposa aletea
soy trigo
endulzando sus alas.

*

Una abeja sobre el lirio
puede abrir una herida
dulzura en el aguijón.


Ana Danich (de: Contemplación)



PUTREFACCION DE LA MARIPOSA

                                               
No me importa acariciar la sombra
que tiñe con sus alas  mi noche desértica.
Dos manos apretadas se proyectan sobre la pared,
cuando era niña las miraba y no entendía
por qué las alas se movían como si estuvieran separadas
del cuerpo apaisado del insecto. 
Sediento de luz, de aire, de tierra, de cielo,
golpeteando sus alitas sobre el azul cavernoso del silencio,
y era dulce mirarlo así,
era como si  me moviera entre dos mundos
como un pequeño animal sin destino,
con un par de alas que se resistían a ser atrapadas 
por  la lengua de cal de las paredes,
esas noches de invierno en que la niña que fui 
proyectaba sus manos que intentaban volar.

Lo miro, parece una capilla incendiada 
que poco a poco irá desapareciendo
detrás de la oscura pantalla de la noche.
Un cuerpo  aletargado por el insomnio,
descomponiéndose en pequeños gránulos de colores,
putrefacto como el aliento de un marinero come peces
de los mares del norte.

La criatura no descendió bajo la lluvia de la mar,
la criatura tiene pegadas  sus alas  en la pared,
es una niebla que se extingue, desdibuja la danza de los fuegos.
Es una tea que  sucumbe en la noche de Santiago.
Las campanas de ninguna iglesia pueden cerrar una herida,
Alejandra, mariposa.

En el aire restallan sus alas incendiadas
y es una herida que no puede cerrar
y es una herida que no puede
y es una herida.


Ana Danich (de: Cuerpo de Piedra)







Ana Danich - (de Cuerpo de Piedra

(a Alejandra Pizarnik)

ESTE ES MI CUERPO

cuerpo mío, bruma, bocanada de la noche,

entenebrado,

cuerpo mío, elevándote trigal,

campo azotado por la mar,

cuerpo mío, salitre y algas,

hundida en tu fondo, fondeada como un barco,

cuerpo roto concebido al mundo, profanado

en la mesa del sacrificio,

sa cri fi ca do.

Pedregoso cuerpo mío, piedra en el camino,

ciénaga en que arrojo mis ojos vendados,

cuerpo mío, ¿quién tatuó tu vientre?

partición en fragmentos, cuerpo mío,

hostia insaciable en la boca del pecado,

cuerpo mío, insomne,

no caigas cuerpo mío,

cae 

cae.

Ana Danich (de: Cuerpo de Piedra)





sábado, 12 de julio de 2014

HISTORIAS DE INDIA - ANIMALEANDO


Reportando humedad, llovizna y frío. No afuera, sino adentro. Mi  gata desquiciada, salta entre los cables mojados de mi ciudad interior, ¿es necesario decir que es negra?...

La mañana de este sábado zigzaguea como una serpiente de agua entre los muros que alguna vez fueron rocas.  La serpiente no tiene veneno, pero el hombre la mata, por las dudas. Suelen tragarse a los pichones escondidos en sus nidos,  dicen los hombres temiendo ser devorados  por ella y por eso la matan.

Mi gata, de la que no es necesario decir que es negra, también zigzaguea y salpica manchas de sombras en la pared,  parece una serpentina de la noche que  deja su estela en el aire cuando entra por la ventana. El aire de hoy es ciclotímico, ahora se le ocurrió teñir de ocres la luz de una lámpara arrinconada en la mesita de madera con pie de perro.

El perro que es pie de  mesita, ladra tres: ¡guau guau guau! en tono lastimero, él sí que se siente prisionero de la madera tallada. Me acerco y le acaricio la cabeza, el mueve la cola de madera de roble y gime.

India que no es ninguna hindú sino una india con sus patitas mojadas en el río Paraná, se acerca al perro que gime y le lame el hocico. Él vuelve a mover la cola porque no la conoce.

Ella, que es  una artesana de la seducción felina acaricia el lomo del perro de pie de mesita de roble, lo hace con las almohadillas de sus patitas aterciopeladas. Él, abre los ojos bien grande y vuelve a ladrar tres: ¡ guau guau guau!, pero esta vez en un idioma que solo los animales comprenden.


Incluso yo.

Ana Danich


jueves, 10 de julio de 2014

PEQUEÑOS POEMAS A MARÍA C

*

Hay una lágrima que cae
se incendia
entre la llama y el hielo

amiga amiga

no caigas...

*

me pedís que duerma
¿cómo?

amiga amiga

si desde el techo llueven muertos

*

ni whisky ni humo

amiga

podrán resucitarme

*

solo cuando amamos
dijiste
amiga
amamos solo cuando

nos resucitan

*

una gaviota me rozó
con sus alas de fuego
amiga

soy un mar que sangra


ana danich






lunes, 7 de julio de 2014

HERIDA


Si fuera un titán, mi vida
me arrancaría la lengua
y la cosería en tu boca
para que me nombraras

pero  soy un pájaro herido
mudo en mi jaula
solo eso, mi vida


y digo no.



Ana Danich  (de: Contemplación)