SOLO LAS PALABRAS QUE MERECEN EXISTIR, SON LAS PALABRAS MEJORES QUE EL SILENCIO.

viernes, 27 de diciembre de 2013

VEINTE CUENTOS EN CUCLILLAS


I

Hoy mientras planchaba la décima camisa, el termómetro a la sombra marcaba 40 grados de temperatura. Él entro por la puerta y me miró con cara de desprecio. Volvió porque se había olvidado la gorra del uniforme. Sentí que en mi mano la plancha acumulaba el calor de infinitos veranos de sometimiento. La transpiración cegaba mi vista. Comencé a alucinar, me pareció que se convertía en garrote, en un sacudón le di con el canto en  la base del cráneo, cómo habrá sido que se le desdibujó la sonrisa de la cara, ¡mirá vos! me dije, aliviada y satisfecha. Él cayó al piso y la sangre comenzó a brotar, agarré la manguera y lavé el desparramo. En la vida pude aguantar muchas cosas, pero el olor de la sangre, eso sí que no lo puedo soportar. Y después vine aquí a confesarle lo que había ocurrido, soy una mujer que no niega su responsabilidad, no me gusta la gente cobarde que anda desmintiendo lo que hace. Cuestión de principios, dicen. Aquí estoy, disponga como corresponde. Si me permite una sugerencia, le aclaro que no es mi interés importunar su investidura, pero sería mejor para usted que al salir, no olvide por ningún motivo su gorra.



Ana Danich (de: Veinte cuentos en Cuclillas)