algo innominable late en la cueva del ojo lo sé
me lo dice la nube que crece y se agiganta
tambor tam-tam temblor que late en la hendidura
mirar el sol su marea de fuego quemando el horizonte
mirar la luna sus múltiples oleajes en la noche
mirar la estrella el acero de sus puntas
latente lento late el latido / amanece
mirar la piedra gris el sendero luminoso el muro
mirar el caleidoscopio de mi lejana infancia
después del silencio el campanario libera el sonido
de las alas
mi vecina lava las baldosas del patio
miles de bichitos se escurren en el trapo de piso y
otros
vuelan diminutos en las hojas de las plantas / el
aguita dulce
de una manguera que como serpiente se desliza
sobre la sequedad de este amanecer que cae
sobre las piedras apiladas de los muros
resuena el canto de un canario en su jaula
de pastos y ramitas que prepararon dedos silenciosos
trepa el ojo la escalera de muros envueltos en la
llama rabiosa del verano
ventanas cerradas con blancas cortinas que no puede
divisar el ojo de soles quemando el horizonte
de luna y sus múltiples oleajes dormidos en la noche
de punta de acero de esa estrella que oculta el día
el ojo parpadea patea pelea pita provoca a la luz
vuela una golondrina y el ojo sólo ve el azul de un
ala
sólo ve mitad
de la belleza amanecida entre muros
entre ventanas que irradian la media luz de la
mañana
son las ocho tal vez sean las siete o pueden ser las
seis
el ojo no lo sabe
él insiste en repetir ecos de memoria
que le dice que puede ser cualquier hora o puede ser
ninguna
en que la ciega cansada de tanto fulgor decide
arrancarse
el ojo que late en la hendidura como un tambor
tam-tam que tiembla.
Ana Danich (de: CUERPO DE PIEDRA)
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