SOLO LAS PALABRAS QUE MERECEN EXISTIR, SON LAS PALABRAS MEJORES QUE EL SILENCIO.

lunes, 3 de febrero de 2014

EL OJO



algo innominable late en la cueva del ojo lo sé
me lo dice la nube que crece y se agiganta
tambor tam-tam temblor  que late en la hendidura


mirar el sol su marea de fuego quemando el horizonte
mirar la luna sus múltiples oleajes en la noche
mirar la estrella el acero de sus puntas


latente lento late el latido / amanece


mirar la piedra gris el sendero luminoso el muro
mirar el caleidoscopio de mi lejana infancia
después del silencio el campanario libera el sonido de las alas


mi vecina lava las baldosas del patio
miles de bichitos se escurren en el trapo de piso y otros
vuelan diminutos en las hojas de las plantas / el aguita dulce
de una manguera que como serpiente se desliza
sobre la sequedad de este amanecer que cae
sobre las piedras apiladas de los muros
resuena el canto de un canario en su jaula
de pastos y ramitas que prepararon dedos silenciosos
trepa el ojo la escalera de muros envueltos en la llama rabiosa del verano

ventanas cerradas con blancas cortinas que no puede
divisar el ojo de soles quemando el horizonte
de luna y sus múltiples oleajes dormidos en la noche
de punta de acero de esa estrella que oculta el día


el ojo parpadea patea pelea  pita provoca a la luz


vuela una golondrina y el ojo sólo ve el azul de un ala
sólo ve  mitad de la belleza amanecida entre muros
entre ventanas que irradian la media luz de la mañana


son las ocho tal vez sean las siete o pueden ser las seis
el ojo no lo sabe  él insiste en repetir ecos de  memoria
que le dice que puede ser cualquier hora o puede ser ninguna
en que la ciega cansada de tanto fulgor decide arrancarse
el ojo que late en la hendidura como un tambor tam-tam que tiembla.




Ana Danich (de: CUERPO DE PIEDRA)




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