Me desperté a las 6 de la mañana por varios motivos, creo que uno
es que ya estoy vieja y según dicen, los viejos duermen pocas horas, otro,
porque el querido poeta Marcos Silber el día que presentó su libro en Rosario,
nos contó que para él la mejor hora para escribir poesía era ésta, pero por
sobre todas las cosas, porque desde las 5 de la madrugada estoy pensando en la
condición humana, la mism...a que lleva a la mayoría de las personas a ser lo
que son, deshumanizados, hipócritas e indolentes. La máscara que llevan pegada
desde que la sociedad le impuso condicionamientos y mandatos hacen de ellos
robots que andan por la vida aparentando o fingiendo vivir en un estado de
armonía que una persona que tiene conciencia y ve (no mira) el mundo real, no
puede concebir. Las personas que creen que todo es paz y amor, a mi manera de
ver, son enfermas, o tal vez necesitan creerlo para aplacar la desesperación y
el vacío que habita en sus mentes. Nadie que tenga plena conciencia de la
agonía e injusticia que reina en el mundo puede vivir en un estado calmado.
Somos seres pensantes, pero pocos son los que piensan en el otro. Queda a
criterio de cada uno, hacerse cargo.
29 de Marzo de 2014
Son las 6 de la mañana y estoy despierta desde las 5 ¿por qué? me
pregunto. Será por ese deseo irreprimible de transitar la oscuridad de la noche
que es mi aliada o será porque ronda por mi cabeza el suplicio de pensar en la
condición humana?. Pienso en lo horroroso de la naturaleza de los seres, a esta
hora miles de niños mueren de hambre y sed en el mundo, mueren torturados,
violados, alejados de sus madres, de su casa, para ser utilizados en la trata,
mueren en los campos por el glifosato que contamina sus cuerpos, otros duermen
sobre un cartón acondicionado para tal, debajo de un árbol de una plaza pública
o de algún alero de cualquier edificio donde a las 9 de la mañana, los dueños
de la propiedad privada se despiertan y los echan a patadas como a perros. Esos
dueños que no pueden soportar que un pibe le robe una cartera, porque una cartera
vale mas que una vida. Total ¿qué importa si muere un pibe que no tiene futuro?
que está jugado porque nació en una villa dónde ve llegar a su padre después de
mendigar todo el día, con unos pesos que no alcanzan para comprar más que unos
mendrugos de comida, dónde ve a su madre parir el séptimo hijo porque piensa en
el sentido de pertenencia, porque no tiene otro recurso de amor más que parir
otro hijo, que tal vez el día de mañana será asesinado a patadas por la turba
vengativa. ¿Acaso los niños de Treblinka, o los de Verdún, o los de África, o
los de Rosario no fueron concebidos para eso? para ser las víctimas de los
poderosos. Alguien tiene que parir hijos para que las clases dominantes puedan
descargar su odio racial hacia los más indefensos. Alguien tienen que parir
hijos para enviar a la guerra, porque los hijos de los ricos no van, van la de
los pobres, lo dice la historia de la humanidad. Alguien tiene que parir hijos
para que el apetito de muerte que caracteriza a la inmensa población se satisfaga
de alguna manera, para que ese apetito no se vuelva en contra de ellos mismos,
dicen los cobardes... que no se atreven a enfrentar a los verdaderos
usurpadores de la tierra. Estos no se atreven a enfrentar a los que les roban
todos los días y a cuenta gotas, no enfrentan a los armadores de guerras, a los
que juegan al ajedrez con los países del tercer mundo, a los que contaminan el
aire y los ríos, a los que tiran misiles desde sus barcos pertrechados con
armas sofisticadas e instalan bases militares para controlar y someter a los
pueblos que tienen niños que serán usados como escudos. Porque para los poderosos,
los niños sirven para eso ¿no? para ser la carne de cañón que satisface los
instintos criminales. Y ahí están las madres, pariendo hijos que serán
masacrados por el sólo hecho de ser los más débiles. Pobres madres. ¿A quién le
importa que hayan matado a un pibe a patadas? robó una cartera, dicen los
vengadores, robó una cartera y hay que matarlo, hay que descargar el odio y la
bronca en el otro, porque el otro, cuando es un pibe sin oportunidades ni
futuro, no vale nada. Cuidemos nuestra propiedad privada ¡gritan! y allá van,
enfurecidos, a acabar con el otro, que es su enemigo.
30 de Marzo de 2014