sentada en la cocina, mirando entre los muros
como fuga la última sombra de la noche
veo a mi madre con una mano sujetando su frente
en la otra, un lápiz similar a la bomba de Alfonsina
garabatea palabras en las hojas de un cuaderno
(está inventándome un poema)
es domingo, ella mece mi cuna mientras canta
-luciérnaga curiosa que verás que eres mi consuelo-
invade su boca un puñado de calandrias
sus labios las arrojan sobre mi almohada
chillan frases en mi oído de niña abandonada
–“no te
apresures, pequeña,
los años, con
sus sabias enseñanzas
te enseñarán su brutal filosofía”-
Ana Danich
10/02/2015 (de CUERPO DE PIEDRA)