Consumirme. Penetrando el instante
en que el silencio ahogaba mi cuerpo.
Dibujarme. Recortada en la penumbra
de los espacios tumultuosos del pasado.
Paseantes de la intimidad que coronó
un tiempo de viajes juveniles,
y un tren que vagaba en las salinas,
blanca marea de reflejos ondulantes,
cuando era otra, otra mi silente tristeza,
otra, la llama que abrasaba el lento
transcurrir de las horas, en el sopor
de la aridez santiagueña, y las vías,
quejumbrosas, que acompañaban
el murmullo en ciernes de la tarde,
presa de la ansiedad que a ti me unía.
Convertida en tu esclava, en el deseo
del sabor, que quebró mi voluntad,
voluntarioso el afán de poseerme,
robándome el suspiro del aire,
que mecía los segundos a la espera
del latigazo ardiente, que fundía
mi cuerpo en el miedo por perderte.
Perderme era, el fin primero,
hundirme en tu cama sin sosiego
y verme consumida de impaciencia,
en la búsqueda anhelosa del amante
que seducía mis entrañas, poseyendo
las fibras sumisas de mi instinto,
laberinto de sangre que fluía
desde mi boca hasta la orilla
del éxtasis, ibas corrompiendo
la suavidad de mi piel, entregada
al placer de tu dominio. Dulce,
amante de mis noches impacientes. Cruel,
compañero de mis horas solitarias.
Embriagados, caminamos en la niebla,
que el poniente marchitaba, en los senderos
de las vidas que viví inútilmente.
¡Déjame!. Descorre el velo de muerte
que me asola, y quiebra la línea vertical
de mi cuerpo, ya viciado.
Libérame del deseo, amor amante,
¡ámame!, como nunca me has amado,
para dejar de ser quien soy, ¡déjame!.
Desteje las amarras que nos unen,
para ser sin ti, aquella que alguna vez,
en la inocencia primera, sin quebrantos,
logró mirar sin nieblas, los ocasos…
A.M.D.
Tu poema se puede seguir como toda una secuencia experiencial. Se hace presente el pasado y el presente se diluye en la añoranza. Lo vi como un poema de amor ausente, lleno del más profundo sentimiento.
ResponderEliminarParece dedicado a un amor, pero en realidad está dedicado al cigarrillo, es una larga historia de vacíos existenciales que resulta imposible describir aquí. Intenté dejar de fumar porque soy consciente que empaña mi vida, pero resultó infructuoso. Este poema (creo) es el mejor logrado, ya que la descripción es absolutamente fidedigna, la niebla que empaña mi vida es la del humo y aún así sigo haciéndolo.
ResponderEliminar